Fundación del Movimiento Olímpico y el COI
El siglo XIX fue el del auge deportivo, cuando se consolida su práctica en todos los sectores de la población. Tras la revolución industrial se desarrollan las urbes en el mundo y tanto las transformaciones sociales como políticas establecen las condiciones para el desarrollo del deporte como actividad masiva. Ya los deportes no son exclusivos.
Por otra parte, al incrementarse las comunicaciones se difunden sus prácticas. Como líder de las manifestaciones está el Comité Olímpico Internacional que dirige el Movimiento Olímpico, una conjunción de esfuerzos por la promoción del deporte.
Este movimiento se remonta a la última década de ese siglo cuando en París, el educador francés Pierre de Freddy, Barón de Coubertin, convocó a representantes de varias organizaciones deportivas y profesores de Educación Física para revivir los antiguos Juegos Olímpicos, eventos que se disputaban en la antigua Grecia cada cuatro años.
El 23 de junio de 1894 se formó el Comité Olímpico Internacional (COI) y dos años más tarde en Atenas se disputaron por primera vez los Juegos Olímpicos Modernos.
El carisma de Coubertin y su capacidad organizativa alcanzaron éxito, pues es de anotar que ya por los años 50 y 60 del siglo XIX, otros entusiastas del deporte intentaron revivir estas competencias.
Los Primeros Juegos de la era moderna se desarrollaron en Atenas, Grecia, entre el 6 y 15 de abril de 1896 con la concurrencia de 14 delegaciones y 241 deportistas que compitieron en 9 disciplinas. Los norteamericanos obtuvieron el primer lugar, pero la gran satisfacción de los anfitriones griegos fue ganar la prueba de la maratón por intermedio de un campesino llamado Spyridion Louis, quien fue aclamado al llegar primero a la meta en el estadio Panathinaikos, principal escenario de las competencias.
La delegación de Chile fue la única participante por América del Sur.
Es de anotar que al fundarse el COI con representantes de 12 países, Pierre de Coubertin propuso que su primer presidente sea un griego, en homenaje a la nación donde se realizaron los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, recayendo la designación en Demetrius Vikelas.
En 1896 asumió la presidencia Coubertin, cargo que ejerció hasta 1925, en que se retiró voluntariamente.
Hasta el año 2009 han sido presidentes del COI: Henri Latour, belga (1925- 1942); Johannes Edstrom, sueco (1942-1952); Avery Brundage, norteamericano (1952- 1972); Lord Killanin, irlandés (1972-1980); Juan Antonio Samaranch, español (1980-2001); Jacques Rogge, belga (desde el 2001).
El Movimiento Olímpico es la mayor organización no gubernamental del mundo, en la que participan 204 naciones. Es la máxima expresión del deporte contemporáneo y no tiene fines de lucro.
Miembro COI
El diplomático ecuatoriano Enrique Dorn y Alsúa fue nombrado miembro del Comité Olímpico Internacional en 1920, propuesto por su amigo personal el Barón Pierre de Coubertin. Él residía en París, pero mantenía contacto epistolar con sus amigos en el país y ayudaría a establecer relaciones con el COI. Gracias a su amistad con Coubertin, logró que este done un premio que por algunos años se disputó en un certamen de oratoria entre los estudiantes ecuatorianos más distinguidos.
Dorn y Alsúa nació en 1845 y desempeñó varias representaciones oficiales ante el gobierno francés. Poseedor de una apreciable renta, residió en Europa por muchos años, estableciendo importantes nexos con personalidades, entre ellas el Barón Pierre de Coubertin, quien en 1919 propuso su nombre para formar parte del directorio del COI. Por su iniciativa, Ecuador fue invitado a participar en los Juegos Olímpicos de París en 1924.
Invitación a las competencias olímpicas
En Ecuador, en la década de los 20, el entusiasmo por el deporte iba en aumento, extendiéndose por todas las regiones y provincias. Entonces comenzó a hablarse de la necesidad de competir en el exterior.
El primer intento de enviar una delegación al exterior, que había fracasado por falta de fondos en 1922, no desanimó a los atletas.
Francia preparaba los Juegos Olímpicos de 1924 en París, promoviendo la participación de un mayor número de países de los que habitualmente concurrían.
El Miembro compatriota del COI, Enrique Dorn, a falta de un Comité Olímpico en el Ecuador, se dirigió al ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Clemente Ponce, quien a su vez trasmitió al Presidente de la República Dr. José Luis Tamayo, manifestando el deseo de los dirigentes franceses para que participe una delegación ecuatoriana, ofreciéndose colaborar con ese propósito.
Se integra la delegación
Sin embargo no hubo respuesta oficial al pedido de Dorn, pues persistían las razones económicas que causaron la excusa para participar en los Juegos Deportivos que convocó Brasil en 1922. Pero ya estaba organizada la Federación Deportiva de Guayaquil, cuyo nuevo presidente era Manuel Seminario, quien al haber vivido muchos años en Europa, era amigo de varios dirigentes del deporte internacional, utilizó sus contactos y promovió nuestra participación en los Juegos Olímpicos.
Para entonces ya se habían formado en el país otras dos entidades deportivas similares a la Federación Deportiva Guayaquil: la Federación Deportiva del Tungurahua, creada en 1923, y la Liga Deportiva de Pichincha, a comienzos de 1924.
Fueron escogidos por Guayas, Alberto Jurado; por Pichincha, Belisario Villacís; y, por Tungurahua, Alberto Jarrín. Jurado era deportista múltiple: atleta, futbolista y basquetbolista; Jarrín fue tenista y atleta; Villacís, sargento del ejército, atleta especialista en pruebas de fondo. Delegado de prensa el Sr. Eduardo Aninat Seminario.
Seminario había solicitado para la Federación Deportiva Guayaquil las primeras afiliaciones a las federaciones internacionales por deporte que se dieron en las disciplinas de atletismo, fútbol y tenis.
Gestión para lograr que Ecuador pueda participar
El dirigente Seminario trabajó arduamente y prácticamente haciendo colectas públicas logró el financiamiento del viaje de los deportistas a Francia, logrando hacer realidad la participación ecuatoriana en el evento olímpico, algo que al comienzo parecía un sueño.
Por no existir un Comité Olímpico hizo sus veces la Federación Deportiva Guayaquil, entidad que tenía la afiliación a las federaciones internacionales por deporte y la única que mantenía vinculación con las mismas.
El viaje por barco a París
Bajo un título de DEPORTES Y DEPORTISTAS aparece una foto a cinco columnas que tiene la siguiente leyenda: “Los tres atletas que salieron ayer en el Ucayali; señores Jurado, Jarrín y Villacís”.
En el desarrollo de la crónica aparecen declaraciones de los tres deportistas antes de abordar el vapor Ucayali que los llevaría a Panamá, donde harían el trasbordo en el Mocoris hacia Europa. Ellos demuestran el entusiasmo que los lleva a emprender el viaje, aunque reconocen que no llevan posibilidades de triunfo.
Como anécdota, los deportistas van sin ningún dirigente y quien hará las veces de delegado-tesorero será Alberto Jurado.
En el viaje los acompaña el señor Antonio Aninat S., ecuatoriano residente en París, quien llevó la credencial como Corresponsal Olímpico del Diario El Telégrafo y representante del “Comité Olímpico Ecuatoriano” (que no existía) ante el Comité Organizador de los VIII Juegos Olímpicos. No está de más recordar que en aquella época no había otra forma de viajar a Europa que en barco, pues la aviación era incipiente y aún no se hacían viajes intercontinentales, apenas si entre países cercanos.
Inscripción aceptada mientras viajaban
La delegación viajó a Francia sin recibir aún la confirmación oficial de que se había aceptado su inscripción. El principal impulsor de la participación ecuatoriana en los Juegos Olímpicos, Manuel Seminario, recibió de su amigo personal Franz Reichel, Secretario General del Comité Olímpico Internacional, una comunicación en la que se le informaba que los deportistas ecuatorianos sí podían actuar.
Reichel fue deportista olímpico, dirigente y periodista, siendo en aquellos tiempos uno de los más influyentes personajes del olimpismo mundial.
Presencia en los Juegos Olímpicos de París 1924
Tras un viaje no exento de peripecias y algunos trasbordos, los ecuatorianos llegaron a París en los primeros días de julio de 1924, muy cerca de la fecha inaugural de los Juegos.
Las competencias de atletismo de los Juegos Olímpicos se disputaron en el estadio Colombes de París del sábado 5 al domingo 13 del mismo mes.
Los compatriotas se inscribieron en las siguientes pruebas: Alberto Jurado en los 100 metros planos y salto largo; Alberto Jarrín en los 5.000 y 10.000 metros; y Belisario Villacís en la maratón.
Pese a su entusiasmo no lograron figuración destacada, pero habían cumplido la primera parte de su misión, la de competir. La segunda la cumplirían en el futuro, pues fueron entusiastas y eficaces propagandistas de los Ideales Olímpicos y deportivos en el país, trasmitiendo a sus colegas las valiosas enseñanzas adquiridas en Francia. En ese aspecto el viaje tuvo una positiva consecuencia, ayudó al desarrollo deportivo nacional.
Cómo se concretó la idea de los Juegos Bolivarianos
La idea expuesta en 1934 por el dirigente ecuatoriano Dr. Antonio Pons para que se dispute una competencia multideportiva entre los países bolivarianos la concretó el presidente fundador del Comité Olímpico Colombiano, Dr. Alberto Nariño Cheyne, descendiente del prócer Antonio Nariño.
Dicho dirigente concurrió en 1936 a los Juegos Olímpicos de Berlín y allí planteó ante el Comité Olímpico Internacional la autorización para realizar este evento bajo su amparo.
La petición fue recibida con escepticismo por el COI, por cuanto no había mayor antecedente de que la organización deportiva colombiana fuera lo suficientemente sólida como para organizar un certamen de esta magnitud. Sin embargo vieron con agrado el entusiasmo del Dr. Nariño y le dieron autorización para que el Comité Olímpico Colombiano organice el evento en 1938, año en que se celebraba el Cuarto Centenario de la fundación de Bogotá.
Talvez entonces comprendió la magnitud del compromiso, pues Bogotá carecía de los escenarios para realizar los Juegos con participación de seis países en más de una docena de disciplinas. Pero el reto encontró el respaldo de las autoridades y los estamentos deportivos de Colombia, poniéndose en marcha un ambicioso plan de construcción y adecuación de los escenarios para las competencias, entre ellas el emblemático estadio “Nemesio Camacho” de Bogotá, también conocido hasta hoy como “El Campín”.
Al mismo tiempo se cursaron invitaciones a Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, los llamados países bolivarianos, convocando a sus deportistas para el mes de agosto de 1938 a disputar los Juegos en la capital de Colombia, Bogotá, que celebraba ese año su IV Centenario de Fundación.
Comité Olímpico para los Juegos Bolivarianos
Ecuador pese a no tener conformado un Comité Olímpico, a través de su Federación Deportiva Nacional aceptó la invitación. Pero se acercaba la fecha de los Juegos Bolivarianos y no se planificaba la participación.
El Presidente Gral. Enríquez y el Ministro de Defensa y Deportes, coronel Guillermo Freile, mantenían buenas relaciones con los dirigentes deportivos del país y por ello, tras establecer un consenso con ellos, se dictó un Decreto especial creando para este fin específico un “Comité Olímpico”, con lo que se logró conciliar criterios dispares, pues recordemos que en 1937 y comienzos de 1938 se produjeron fuertes disputas por el control directriz del deporte nacional. El Decreto No. 184, se dictó el 13 de mayo de 1938.
Fueron convocados los representantes de las organizaciones deportivas y los representantes del Gobierno. Resultó elegido como Presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano, Galo Plaza Lasso, entonces presidente del Concejo Municipal de Quito, quien integraba el referido comité como representante del deporte de la Sierra.
Plaza tuvo que recurrir a sus dotes políticas para integrar la selección olímpica ecuatoriana y ya en la propia sede de los Juegos tuvo que intervenir para que no se margine a deportistas como el tenista Francisco Segura Cano, al que algunos no querían que se le permita integrar la delegación nacional.
La Federación Deportiva Nacional, poseedora de las afiliaciones internacionales, dio la autorización respectiva y se conformó la delegación con los mejores deportistas nacionales de esa época. La delegación ecuatoriana participó en ajedrez, atletismo (varones y damas), básquet (varones y damas), box, ciclismo, deportes ecuestres, fútbol, golf, levantamiento de pesas, lucha, natación (varones y damas), tenis y tiro al blanco. No intervino en béisbol y esgrima.
La gran actuación ecuatoriana en los Bolivarianos Bogotá 1938
Nuestros deportistas tuvieron una brillante actuación en Bogotá, alcanzando el segundo puesto en la clasificación general con 23 medallas de oro, 20 de plata y 15 de bronce, hasta ahora la mejor ubicación ecuatoriana en los Juegos Bolivarianos. Ganador fue Perú y tercero el anfitrión Colombia que si bien logró 66 medallas en el total general, sólo 19 fueron de oro.
La afición ecuatoriana siguió con gran interés la actuación de nuestros atletas. Las trasmisiones radiales se difundían por altavoces en lugares públicos, congregándose multitudes para seguir las incidencias de los Juegos. La actuación del tenista “Pancho” Segura fue la que mayor interés despertó, convirtiéndose en un verdadero “ídolo” deportivo nacional. El retorno de la delegación se hizo por vía aérea y por barco, siendo recibidos los deportistas nacionales con efusivas demostraciones de afecto popular.
La nadadora Anita Coello Gutiérrez con 4 medallas de oro (100 metros libre, 400 metros libre, 100 metros espalda y relevos 4 x 100 metros libre) fue la máxima figura de Ecuador y los Juegos.
Otro deportista que destacó fue Luis Cáceres, ganador de medallas de oro en levantamiento de pesas.
Sede de los siguientes Juegos Bolivarianos
Con ocasión de los Juegos Bolivarianos de Caracas, nuestro país adquirió el compromiso de organizar los siguientes Juegos Deportivos Bolivarianos que debían realizarse en 1955, pero no tenía un Comité Olímpico que se encargue de esta tarea.
Justamente en los momentos en que se disputaban los Bolivarianos en Caracas se inauguró en el mes de diciembre de 1951 el Estadio Olímpico del Batán en Quito, con capacidad para 40.000 espectadores, que sólo tenía un equivalente en el Estadio Nacional de Lima entre los escenarios deportivos de los países bolivarianos y desde ya se convertía en el principal coliseo deportivo para los Bolivarianos de 1955.
Se forma nuevo Comité Olímpico
Después de varias y prolongadas reuniones entre los dirigentes deportivos y las autoridades del Ministerio de Educación y Deportes, se llegó a un consenso para formar el COE.
Pero cuando se integró el directorio, una vez más se cometió el error de no considerar el estatuto internacional olímpico, que debía ser el elemento fundamental de referencia para obtener su reconocimiento.
La Federación Deportiva Nacional en la reunión celebrada el 24 de agosto de 1953 acordó crear el Comité Olímpico Ecuatoriano.
El estatuto fue aprobado el 14 de septiembre por el Ministro de Educación y Deportes Dr. José Ricardo Martínez Cobo mediante el acuerdo No. 559, firmado a nombre del Presidente Constitucional de la República Dr. José María Velasco Ibarra. El 28 de septiembre de 1953, fue elegido Presidente del Comité, Jorge Goestchel, quien poco tiempo después renunció y fue reemplazado por Galo Plaza Lasso. Pese a que este Comité se formó por resolución de la Junta General de la Federación Deportiva Nacional, al haber incluido en su directorio a un representante ministerial impediría su reconocimiento, por ser una directa intervención estatal.
La regla que impidió la inscripción en el COI
La sesión del Comité Olímpico Internacional realizada en mayo de 1954 en Atenas, aclaró los términos de la Regla No. 25, estableciendo los requisitos indispensables para el reconocimiento de los Comités Olímpicos Nacionales, que se convertiría en el obstáculo para que se acepte al Comité Olímpico Ecuatoriano formado en 1953.
El COI, entonces dirigido por Avery Brundage, ampliaba la rigurosidad de la autonomía, a la vez que se determinaba la exclusividad del uso de los términos y símbolos olímpicos. El texto fue el siguiente:
Regla 25.- Sólo los Comités Olímpicos Nacionales reconocidos y aceptados por el Comité Olímpico Internacional están facultados para inscribir a los competidores en los juegos olímpicos. Por lo tanto, para que los atletas de un país puedan participar en los Juegos Olímpicos, debe hacer en ese país un comité Olímpico Nacional debidamente constituido y ejerciendo su actividad de conformidad con los Reglamentos Olímpicos y el alto ideal del movimiento olímpico.
Los Comités Olímpicos Nacionales tendrán por objeto velar por el desarrollo y la protección del movimiento olímpico y del deporte de aficionados.
Deberán colaborar con los órganos directores nacionales de deportes de aficionados, afiliados a las Federaciones Internacionales reconocidas por el Comité Olímpico Internacional, como las que defienden y hacen respetar las reglas del “amateurismo”.
Serán los únicos que tengan el derecho de hacer uso de la bandera y de la insignia olímpicas, de las que limitarán su empleo hasta donde sea posible, así como los términos “olímpicos” y “olimpiadas”, en las actividades relacionada con los juegos olímpicos todo uso comercial de la banda y de la insignia olímpicas está rigurosamente prohibido).
Tienen el deber –en colaboración con los órganos directores nacionales del deporte de aficionados – de organizar y de controlar el equipo que representará a su país en los juegos olímpicos.
Harán respetar todas las reglas y todos los reglamentos del Comité Olímpico Internacional.
LOS COMITÉS OLÍMPICOS NACIONALES DEBEN SER COMPLETAMENTE INDEPENDIENTES Y AUTÓNOMOS Y ALEJADOS DE TODA INFLUENCIA POLÍTICA, CONFESIONAL O COMERCIAL.
· SELECCIÓN DE MIEMBROS
Dado el carácter excepcional de los Comités Olímpicos Nacionales guardianes de la tradición y responsables del movimiento olímpico de sus países, sus miembros deben ser objeto de una selección rigurosa.
Se harán esfuerzos para reclutarlos entre personalidades distinguidas de carácter recto, de juicio sereno y de espíritu independiente. Los miembros de los Comités Olímpicos Nacionales, deben tener, además, un perfecto conocimiento de los principios olímpicos y fe en el ideal Barón Pierre de Coubertin. Deberán estar compuestos;
a) Por los miembros del Comité Olímpico Internacional.
b) Por lo menos de un representante competente nombrado por cada Federación Nacional reconocida, cuyo deporte figure en el programa de los Juegos Olímpicos. Estos representantes deben constituir la mayoría en los Comités Olímpicos Nacionales.
No pueden ser admitidos en el seno de un Comité Olímpico Nacional:
a) Todo competidor que haya sido clasificado profesional en cualquier deporte.
b) Toda persona que obtenga un provecho personal del deporte (no pueden ser excluidas las personas que ocupen puestos puramente administrativos en relación con el deporte de aficionados).
c) Toda persona que haya desempeñado funciones de coach, de manager, mediante retribución.
Un Comité Olímpico Nacional no debe reconocer más de una Federación Nacional por cada deporte y esta Federación debe estar afiliada a la Federación Internacional reconocida por el Comité Olímpico Internacional.
Los miembros del Comité Olímpico Nacional, así como los miembros de su Comité Ejecutivo serán elegidos cuando menos cada cuatro años, en el curso de una reunión convocada expresamente para ese efecto.
Por acuerdo tomado en común (“cooptación”) pueden agregarse personas que hayan servido o que sean capaces de servir a la causa del movimiento olímpico. Esos acuerdos (“cooptaciones”) deberán ser raros y justificados por razones excepcionales.
Los miembros de los Comités Olímpicos Nacionales no receptarán ni salarios, ni gratificaciones de ninguna naturaleza, como recompensa de sus funciones. En todo caso, podrán aceptar se les reembolsen los gastos que hayan hecho en transportes, alojamientos y otros gastos justificados impuestos por sus obligaciones.
Condiciones para la aprobación
Igualmente son definidas las condiciones que deben cumplir los Comités Olímpicos Nacionales para su reconocimiento por parte del Comité Olímpico Internacional:
Para ser reconocidos: las reglas y reglamentos, la constitución y estatutos del Comité Olímpico Nacional – así como una traducción francesa inglesa certificada – deberán ser sometidos a la aprobación del Comité Olímpico Internacional. Todos los cambios a la Constitución o a los Reglamentos del Comité Nacional, no conformes con las reglas del Comité Olímpico Internacional, serán objeto de un informe, a fin de obtener la aprobación del Comité Olímpico Internacional.
En la eventualidad de que una u otra de las reglas y de las actividades del Comité Olímpico Nacional estén en contradicción con los Reglamentos Olímpicos, el miembro del Comité Olímpico Internacional en el país, debe dirigir un informe sobre la situación al Presidente del Comité Olímpico Internacional.
Si el país no tiene un miembro del Comité Olímpico Internacional, el Presidente puede nombrar un miembro de otro país, para hacer un informe después de una encuesta.
Como Ecuador no tenía ningún miembro en el COI, los asuntos de nuestro país se encargaron al Ing. Miguel Moenck, miembro del COI de nacionalidad cubana.
Nombramientos y renuncias
Obviamente el Comité Olímpico formado no reunía los requisitos que exigía el Comité Olímpico Internacional, sin embargo pretendió ser reconocido aunque sin éxito, pues no eran tramitadas sus reiteradas solicitudes hechas ante el mismo.
A medida que pasaban los meses, se acercaba la fecha de realización de los Juegos Bolivarianos previstos para 1955, pero surgían discrepancias internas en este Comité precisamente sobre la organización y financiamiento de los Juegos Bolivarianos, que se precipitaron con la renuncia de Emilio Estrada Ycaza en mayo de 1954.
El 23 de junio, Galo Plaza Lasso renuncia a la Presidencia del Comité, en comunicación dirigida al Ministro de Educación y Deportes, Dr. José Ricardo Martínez Cobo, lo que mostraba la dependencia del denominado Comité Olímpico Ecuatoriano al Gobierno Nacional.
En reemplazo de Plaza, es designado Presidente del Comité Olímpico el Tnte. Crnel. Reinaldo Varea Donoso.
Miembro del COI señala puntos en discordia
El Miembro del COI, Miguel Moenck, comisionado por el presidente Brundage para estudiar el estatuto del COE, remitió a los dirigentes ecuatorianos una carta en la que reseñó los puntos discordantes que impedían el reconocimiento por parte del Comité Olímpico Internacional, lo cual dejaba el trámite a fojas cero.
Ecuador impedido de participar en los Panamericanos
Mientras ocurrían estos problemas, el autodenominado Comité Olímpico Ecuatoriano, solicitó inscribirse en los Juegos Panamericanos a realizarse en México en 1955.
La solicitud ecuatoriana fue rechazada por la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), lo cual significaba que nuestro país se encontraba marginado de los eventos patrocinados por el Movimiento Olímpico hasta que logre regularizar su inscripción en el Comité Olímpico Internacional.
Sin lugar a dudas los grandes perjudicados fueron nuestros deportistas, pues al faltarles el estímulo de participar en las más importantes competencias internacionales, disminuía su entusiasmo, a la vez que aislados difícilmente podíamos superarnos.
Fallida reestructuración
En 16 de enero de 1955 los vocales que quedaban del Comité lo reestructuraron y nombraron al Dr. Adolfo Jurado González, ministro de Educación y Deportes como presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano. Visitó el país una delegación de dirigentes de los países bolivarianos para inspeccionar los escenarios de los Juegos.
La consulta recibió respuesta negativa, por cuanto no tenía reconocimiento internacional este Comité quedando Ecuador excluido de los Juegos por única ocasión hasta ahora.
Ante esta situación Ecuador se excusó de organizar los Juegos Bolivarianos que quedaron postergados hasta 1961, cuando se realizarían en Barranquilla, Colombia.
El tema del Comité Olímpico entró en receso, al terminar el compromiso de organizar postergados los Juegos Bolivarianos. En el mes de enero de 1956, a partir del día 10 se reunió en Esmeraldas el V Congreso Deportivo Nacional, en el que al final se conoció lo trató someramente y se decidió convocar para fines de junio en Guayaquil un Congreso Extraordinario con el fin de que se organice definitivamente un Comité Olímpico conforme a las reglas internacionales.
El Congreso Deportivo Nacional de 1956 da paso al verdadero Comité Olímpico
Llegó el día esperado. El 30 de junio de 1956 se reunió en el local de la Federación Deportiva Nacional en Guayaquil (4º. Piso del Palacio Municipal) el Congreso Deportivo Nacional Extraordinario, siendo Presidente de la Federación el Ing. Jaime Benites Bejarano.
Asistieron las delegaciones de las siguientes provincias: Azuay, Bolívar, Cañar, El Oro, Esmeraldas, Guayas, Imbabura, Los Ríos y Pichincha. Presidente del Congreso se eligió Harry Cartwright de Guayas.
La calificación de los delegados demoró la instalación del Congreso que recién el día 1 de julio pudo tratar el tema de su convocatoria, prolongándose hasta las 01h00 del lunes 2 de julio, cuando se aprobaron los estatutos del Comité Olímpico Ecuatoriano conforme a las normas internacionales.
El Comité Ejecutivo quedó integrado por los siguientes miembros: Presidente Dr. Adolfo Jurado González, (Guayas); Primer Vicepresidente, Dr. Marco Vinicio Reyes (Pichincha); Segundo Vicepresidente, Harry Cartwright Chiriboga (Guayas); Secretario, Tnte. Crnel. Carlos Cuvi Cevallos (Pichincha); Tesorero, Ing. Jaime Benites Bejarano (Los Ríos); Vocales: Dr. Arturo Gross (Pichincha), Assad Bucaram Elmahlin (Cañar), Pío López Lara (Azuay), Jaime Salvador Campuzano (Pichincha), Dr. Guillermo Castro Benites (El Oro) y Dr. Miguel Toral Viteri (Pichincha).
El Estatuto
En la elaboración del estatuto se estableció claramente que éste debía redactarse con estricto cumplimiento a los lineamientos del Comité Olímpico Internacional (COI), dejando atrás los equivocados estatutos que subordinaban el Comité a la intervención estatal y tenían otras disposiciones incompatibles con las reglas olímpicas.
Comunicación al COI
La resolución del Congreso Deportivo Nacional fue comunicada al COI recién el 14 de noviembre de 1956, iniciándose así un largo proceso hasta lograr el reconocimiento del recién formado COE.
Guayaquil, Noviembre 14 de 1956
Señor Presidente del Comité Olímpico Internacional
Mr. Avery Brundage
De nuestra consideración:
De conformidad con nuestra anterior comunicación de fecha 23 de octubre, nos es grato acompañar a la presente, una copia original de los Estatutos del Comité Olímpico Ecuatoriano, el mismo que fue creado por el Congreso Deportivo
Nacional Extraordinario, reunido en esta ciudad, el 30 de junio del año corriente, a fin de que se digne someterlos a consideración del Organismo Internacional de su acertada presidencia y le sea otorgada la aprobación definitiva.
Estamos seguros de la favorable atención que ud., y más distinguidos miembros del Comité Olímpico Internacional, brindarán a la presente petición, por lo que anticipamos nuestros sinceros agradecimientos, y nos suscribimos, muy atentamente.
DEPORTE Y DISCIPLINA
Ing. Jaime Benites Bejarano, Presidente
Lcdo. Gerardo Guevara Wolf, Secretario
cc. Dr. Miguel A. Moenck, Miembro del Comité
Olímpico Internacional
cc. Presidente el Comité Olímpico Ecuatoriano
Reconocimiento del COE en 1959
Se había dado el primer paso. Faltaba darle vida jurídica al ente creado por el Congreso Deportivo y al mismo tiempo obtener el reconocimiento del Comité Olímpico Internacional.
Las gestiones tomaron algún tiempo, pues el estatuto debía ser aprobado por el Ministerio de Educación y Deportes, aprobación que recién se obtuvo el 30 de abril de 1959, cuando se ordenó su publicación en el Registro Oficial.
Cabe indicar que esta aprobación no significaba una intromisión del Gobierno en la actividad olímpica, sino que era un paso obligado para que el Comité se constituya en una corporación conforme a las leyes ecuatorianas.
De inmediato se comunicó del particular al Comité Olímpico Internacional, que en su reunión del 26 de mayo en Munich debía conocer y tratar sobre la aprobación formal del ingreso el ingreso de Ecuador al Movimiento Olímpico.
Para esto se habían realizado varias gestiones y los dirigentes del COI revisaron minuciosamente la documentación presentada, dando su conformidad a los estatutos redactados.
Fue muy valiosa la colaboración del Miembro del COI, Arq. Miguel Ángel Moenck, dirigente cubano, quien permanentemente estuvo en contacto con los representantes del COE, en especial su secretario Tnte. Crnel. Carlos Cuvi, para viabilizar el trámite.
Habían pasado 34 años desde que el I Congreso Deportivo Nacional acordó la formación de un Comité Olímpico en el Ecuador hasta que se cumplieron todas las formalidades.
La sesión de Munich
Se acercaba el plazo para inscribirse a los Panamericanos y no dejaba de existir incertidumbre sobre la decisión que tomaría el COI.
Una carta de Miguel Moenck, Miembro del COI, dejaba entrever que se adoptaría una resolución favorable en la LV Sesión del organismo prevista para realizarse en Munich, Alemania, los días 25 al 27 de mayo de 1995.
Esta comunicación fue la siguiente:
Sr. Dr. Adolfo Jurado González
Presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano
Quito, Ecuador
Muy señor mío:
Acabo de recibir su apreciada carta del 7 de los corrientes, así como relación de los actuales miembros del Comité Olímpico Ecuatoriano y Estatutos del mismo, que mucho le agradezco y tenga la seguridad que presentaré mi informe en la próxima Junta del C.O.I. en Munich.
Reiterándole las gracias, me suscribo de ud. Atento y s.s.
Miguel A. Moenck
En la sesión de Munich, presidida por Avery Brundage, se resolvieron entre otros temas la designación de Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de Verano y de Innsbruck como sede de los Juegos de Invierno, ambos eventos para el año 1964.
Además se estudió la admisión de varios países postulantes, aprobándose la de Ecuador el día 25 de mayo.
Por coincidencia, 34 años antes, en mayo de 1925, se reunió el I Congreso Deportivo Nacional en el que por primera vez se decidió conformar un Comité Olímpico en nuestro país.