La vicecampeona mundial de 10 km aguas abiertas Samantha Arévalo vino a Ecuador aprovechando un merecido descanso, tras cumplir con su primera etapa de preparación en Italia, país en el que reside desde este año.
Fue como un encuentro entre viejos amigos, 'Samy' atendió nuestro llamado y aunque estaba corta de tiempo no dudó en darnos unos minutos para compartir toda la experiencia que ha vivido este año.
Con un atuendo deportivo y la sencillez que la caracteriza acudió a la piscina Olímpica de la Fedeazuay (Cuenca), un lugar que la llena de tantos recuerdos, pues fue su casa de entrenamiento hasta hace muy poco, cuando decidió aceptar la invitación de Fabrizio Antonelli para prepararse en Italia.
La propuesta no llegó por casualidad: “Después del Ciclo Olímpico en los JJ.OO. Rio 2016, donde se obtuvo un noveno lugar, todos como equipo regresamos motivados y con ganas de seguir adelante para dar un mayor resultado al país y aprovechar este tiempo para prepararnos para el próximo Ciclo. Con un poco de incertidumbre de qué decisión tomar, pero gracias a Dios se abrieron algunas puertas. En el deporte uno hace amistades, y fue de esa manera en la que me pude contactar con mi entrenador actual que es Fabrizio Antonelli, quien me dijo que era posible entrenar con su equipo allá en Italia. Me fui, tuve el apoyo de mi familia y estoy con este nuevo plan”, contó Samantha.
Su viaje a territorio europeo se dio en enero de este año, y desde ese tiempo ha aprovechado al máximo la enseñanza de Antonelli, quien prepara a deportistas como la italiana Rachele Bruni, vicecampeona olímpica en 10 km aguas abiertas en Río 2016. “Ha sido una gran experiencia, creo que no varía mucho, ya que siempre he estado acostumbrada a nadar largas distancias, pero sí cambia un poco en el tema de indicaciones y eso he tratado de llevar con calma y aprender”, señaló Samy.
La paciencia ha sido la mejor aliada de Arévalo, quien ha venido de menos a más. En febrero se ubicó séptima de la Copa Mundo en Viedma (Argentina); en marzo fue 13° en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos); en junio alcanzó bronce en Setúbal (Portugal); y en julio logró la histórica presea de plata en el Mundial de Budapest (Hungría). En las dos últimas competencias que participó en Canadá, se ubicó sexta en Lac St-Jean en julio; y 7° en Lac Mégantic en agosto.
“El deporte nos enseña a ser disciplinados y perseverantes. He estado tratando de llevarlo así. Gracias a Dios he tenido el apoyo de muchas personas y organismos y doy gracias porque es una motivación para seguir con el entrenamiento a pesar de que a veces no se vean los resultados rápidos. Así es el deporte, un día se puede llegar en 10° lugar y después subirse al podio”.
Aunque reconoce que no esperaba lograr la histórica medalla mundial en Busdapest, siempre se estuvo preparando para ese momento. “Siempre se aspira a dar lo mejor, estaba compitiendo con nadadoras campeonas olímpicas, las 25 que estuvieron en las Olimpiadas. En un Mundial están las mejores del mundo, uno siempre tiene presente eso, pero también tiene presente lo que ha estado trabajando y las ganas que tiene para dar”.
Su medalla mundial puso a soñar a Ecuador entero, con lo que podría ser su participación en Tokio 2020, pero Samantha, próxima a cumplir 23 años, no se desespera, seguirá trabajando con la misma paciencia, motivación y optimismo. “Faltan tres años”, comenta entre risas… “Hay mucha responsabilidad y compromiso hacia el país, en tres años puede pasar todo, el resultado es muy relativo en aguas abiertas…”
Ahora Samy se alista para retornar a los entrenamientos en Italia en septiembre y prepararse para la última etapa del año en la que tendrá que enfrentar las Copa Mundo de Chun’an (China) y Hong Kong en octubre y los Juegos Bolivarianos en noviembre.
Durante este corto tiempo que lleva en el país, se dio tiempo para visitar a sus amigos en Cuenca, entre ellos sus compañeros de equipo de toda la vida, los hermanos Enderica. Luego viajó a Macas para disfrutar con su familia.
