IQUIQUE, Chile. Samantha Arévalo es una atleta diferente, posee ese don especial que le permite obtener éxitos por donde vaya y, sobre todo, regalar alegrías a todo un país…
En julio se había metido entre las diez primeras del mundo compitiendo en los Juegos Olímpicos de Río 2016… Y aquellos que la vimos competir, sabíamos que acá, en las aguas del Pacífico de estos III Juegos Bolivarianos de Playa de Iquique, la presea dorada podría ser de ella… Y vaya que lo logró, marcando un tiempo de 1h.3m.40s. en los 5 kilómetros de nado en aguas bravas y frías…
Sin embargo, la competencia que había generado una serie de inconvenientes en organización; tanto así, que se postergó en varias oportunidades, incluso de un día para otro, lo que sin duda pudo desestabilizar emocionalmente a cualquier deportista, pero no a Samantha quien se había fijado ganar el oro, frente a cualquier adversidad…
“Empezamos las dos primeras vueltas con el grupo, pero la intención era distribuir fuerzas, porque son cinco vueltas de un kilómetro cada una, y si bien al principio estuve cuarta, cuando agarré el primer puesto supe manejar el ritmo hasta ganar la prueba…”.
Fue tan superior Samantha que le terminó sacando 17 segundos a la venezolana Paola Pérez, para muchos la deportistas que podía hacerle carrera a la ecuatoriana; pero el éxito estaba para la ecuatoriana que supo dominar incluso el clima y el mar… “Al principio se siente frío, pero con el pasar del tiempo se logra dominar ese contratiempo y luego adaptarse a los movimientos de las aguas… Creo que el trabajo que realizamos con nuestros entrenadores ha servido de mucho para seguir mejorando y alcanzar el éxito…”.